20 de septiembre de 2009 / Por Álvaro Castellano y Jesús Bella
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Intenso, épico y más humano, un descenso clave en la guerra contra los temibles Covenant.
La saga Halo demuestra seguir en plena forma con ODST, el spin-off de las series. La élite de marines voluntarios del Mando Espacial de las Naciones Unidas toma el protagonismo, y tiene como misión suicida recuperar Nueva Mombasa de manos los temibles Covenant.
Anunciado inicialmente como Halo 3: Recon y rebautizado pocas semanas después como Halo 3: ODST, los chicos de Bungie no han querido abandonar su franquicia favorita y la han reinventado eliminando de la ecuación a Jefe Maestro y dándoles el protagonismo a un comando de unidades del UNSC.
“Esto es un juego de Halo hecho por Bungie donde juegas como un soldado de la ODST y, por supuesto, es diferente a jugar como un súper-soldado Spartan. No es un Halo Cell, ni un Ghost Recon: Halo ni un Republic Commando ni nada similar”. Rescatamos estas palabras de Luke Smith, de Bungie, porque define de una manera muy clara en qué consiste ODST, para los que no hayan seguido las noticias que han aparecido sobre el videojuego en los últimos meses.
Halo 3: ODST, pese a los intentos de sus creadores por establecerlo lo suficientemente lejos de Halo 3 como para considerarlo un título a parte, sigue siendo un videojuego tremendamente fiel a la saga, especialmente en lo que a su última entrega se refiere. ¿Es esto negativo? En absoluto, el último Halo era un título maravilloso y ODST sigue sus premisas a rajatabla. Hay cambios jugables, está claro, el hecho de ya no interpretar a un Spartan requiere de un tratamiento diferente, pero estos cambios son de una importancia escasa y el título acaba resultando un añadido para Halo 3, imprescindible para sus fans y que se vende a un precio tremendamente competitivo como para pasarlo por alto.
Soldados de Choque de Descenso Orbital
En el año 2552 la cruenta guerra entre los humanos y la alianza alienígena del Covenant sigue su curso, y vamos perdiendo. La historia de ODST se sitúa entre los eventos de Halo 2 y Halo 3, cuando el bastión de La Tierra está a punto de caer, y es que se ha convertido en el nuevo objetivo de los extraterrestres por motivos que todavía son desconocidos para el UNSC –Mando Espacial de las Naciones Unidas-. La gigantesca ciudad de Nueva Mombasa situada en África ha sido tomada por los alienígenas, y los pelotones humanos de operaciones espaciales tienen como principal misión el detener a las fuerzas enemigas y expulsarlas del lugar.
En ODST se cambia el mastodóntico prisma de otras entregas de las series para acercarnos de forma algo más intimista a los destinos de un pequeño grupo de soldados. Una maniobra que agradecerán todos los que se acerquen a la saga por vez primera.
Tras una breve cinemática en la que conoceremos a los personajes que integran el comando al más puro estilo película de acción de Serie B de los 80, entraremos en acción. El tratamiento de los diferentes reclutas es al comienzo bastante bidimensional, con los clásicos estereotipos del género como bandera. El bromista, el macarra, la chica nueva que despierta la atención del resto… Poco a poco iremos conociendo más información sobre algunos de ellos, aunque en ningún momento sentiremos gran empatía por ninguna de sus figuras puesto que su desarrollo peca de ser algo plano.
Una vez hechas las presentaciones descubriremos que estamos en una nave nodriza orbitando alrededor de la tierra, y no pasará mucho tiempo antes de que se nos plante en mitad de uno de los VIIE, los vehículos de inserción en los planetas, con la intención de efectuar el ingreso en su superficie. Estas cápsulas de descenso son individuales y se pilotan de forma automática, aunque como es tradicional en el género algo sale mal durante la maniobra de inserción y no sólo despertamos maltrechos y desorientados horas después del accidentado aterrizaje, sino que además estamos perdidos y sin saber dónde se encuentra el resto del comando.
En pantalla una de las unidades más resistentes de a cuantas deberemos enfrentarnos en ODST. Estos temibles miembros del Covenant no sólo brillan por su dureza sino también por su brutal capacidad destructiva.
Lo mejor de ODST en términos argumentales es su forma de narrarnos la historia. La saga Halo siempre se ha especializado en contar con un universo muy denso, profundo y rico a sus espaldas, y el nuevo título saca partido de ello mediante un planteamiento muy original e ingenioso. Seguiremos de forma paralela dos historias, la primera la del recluta al que encarnamos y que en la oscuridad de la noche busca por la ciudad de Nueva Mombasa pistas para averiguar qué ha sucedido con sus desaparecidos compañeros durante el día. Cada vez que encontremos una pista accederemos de forma automática a un flashbacks que nos permitirá jugar un tramo diurno y nos explicará el por qué de esa pista, devolviéndonos al terminar a la acción nocturna del protagonista.
HellJump - Descenso a los Infiernos
Lo primero que llama la atención de Halo 3: ODST al abrir su embalaje es que el título llega a nuestra consola en dos discos. Uno para la campaña y el otro para la experiencia multijugador. ¿Los motivos? Lo nuevo de Bungie incluye 24 mapas –la mayoría del anterior- para la faceta on-line e incluso algunas modalidades jugables nuevas, de modo que la vertiente del juego acompañado es continuista pero tremendamente completa para quien en su momento no disfrutara de Halo 3, o sencillamente no tenga todos sus mapas.
En pantalla uno de los primeros mapas a los que viajaremos en la campaña. Aquí se nos narrará la historia en clave de flashback de algunos de nuestros hombres en combate.
No obstante si optamos por el disco de la campaña daremos con una modalidad que puede ser afrontada de forma individual o cooperativa, y que durante los nueve capítulos por los que se prolonga ofrece un entretenimiento al más puro estilo de las series. Pasados los minutos iniciales del Modo Historia en los que compartiremos el desconcierto de nuestro protagonista, nos situaremos rápidamente puesto que en realidad, como ya hemos señalado, hay escasos cambios bajo el sol que ilumina el planeta Tierra en Halo 3: ODST. La mayor parte de ellos tienen que ver con la ya mencionada condición del protagonista, que no se mueve igual que un Spartan, y también con la asignación de Nueva Mombasa como teatro de operaciones. La sofisticada ciudad cuenta con abundantes ayudas que deberemos emplear a nuestro favor, como el Superintendente, los kioscos de regeneración de salud Optican o las bases de datos VISR.
El videojuego incluye un nuevo sistema de salud, que se parece a la habitual regeneración de escudos que popularizaron las primeras entregas de Jefe Maestro, pero que al mismo tiempo incluye también un componente de “vida” que no se regenera, y que necesita del empleo de botiquines. Así pues contamos con la armadura principal que en caso de resultar heridos se recarga cuando pasamos unos segundos sin recibir daños, y si ésta se agota las balas empiezan a consumirnos salud que únicamente podremos regenerar con botiquines o visitando los lugares de Asistencia Médica al Instante.
Esto introduce un nuevo elemento en la jugabilidad de la fórmula Halo, y es que no sólo deberemos estar pendientes de nuestra armadura de soldado, sino también de la salud. Para recargarla podemos recoger botiquines que veamos por el camino, o acercarnos a uno de los Optican que salpican las calles de Nueva Mombasa y que nos curan la energía de forma instantánea.
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